lunes, julio 09, 2007

NIEVA

Lunes. Feriado. Me levanto a las 8 de la mañana. Me siento ante la PC. Voy a escribir un rato. Eso espero. Sin mate. No tengo ganas de preparar mate. Creo, pienso, que hoy puedo encontrar algo, al escribir; hoy puedo alzar una palabra al aire y verla y escucharla y buscar otra palabra que la siga y encontrar, mediante ese devenir, un centro, una verdad, no sé, una malla de palabras que al cruzarse encuentren por inercia su sentido. Bien.
Mi hijita se levanta a las 8 y 5. Ergo, no voy a poder escribir como quería. La alzo: "Buen día rayito de sol!" le hago upa y nos quedamos un ratito así, abrazados.
No sé cómo pero llega el mediodía. Pido comida por teléfono. Mientras, mi hijita y yo miramos Heidi, en la PC.
Tengo encendidas en casa dos estufas, una de gas y otra eléctrica, pero sé que está haciendo mucho frío, por eso cuando suena el timbre del portero, abrigo a mi hija con un buzo polar (o como diablos se llamen esos buzos térmicos) y bajamos a abrir. Estamos esperando el ascensor y una vecina abre la puerta de su departamento.
-Así vas a ir? En remerita? Sabías que está nevando en Carmen de Areco?
-Está bien, Ruth (pongamos que se llama Ruth, mi vecina), voy hasta abajo y subo.
Me meto en el ascensor antes de que me diga nada más. Pero esa fue la primera noticia de la nieve.
Dos horas más tarde, mi mujer, que está con su familia en Zárate, me llama arrebatada de emoción:
-Pedro, está nevando! Está nevando, Pedro!
-Si, ya sé -digo haciéndome el entendido en la materia-. Está nevando en Carmen de Areco.
-No, acá! -me dice Clara.- Está nevando acá! -y me corta.
Miro por la ventana y veo una leve garúa, el lavadero húmedo, nada más.
"La nieve, otra vez" pienso mientras mi hija utiliza los libros de mi biblioteca como rastis. Y pienso además que yo nunca vi la nieve.
Ahora, a las tres y pico de la tarde, me llama por teléfono mi vieja.
-Pedro, hace frío, mucho frío.
-Sí. Está nevando.
-No, cómo va estar nevando. Hace frío, no más.
-Está nevando, Vieja.
Hablamos tres cosas más y nos despedimos. Al minuto, suena el teléfono de nuevo.
-Tenías razón, nieva. Nunca en mi vida vi nevar -dice mi vieja- y si vos no me lo decías yo no me iba a dar cuenta.
-Te hubieras dado cuenta igual, Vieja.
-No. Me lo dijiste vos. Gracias. Gracias.
Y corta.
Entonces, a instancias del llamado de mi vieja, me siento ante la ventana y miro la nieve. No me parece nada extraordinario y, sin embargo, por un mometo siento que es hermosa.
Estoy solo. Mi hija se fue con la mamá.
Ahora sigue nevando.
Nieva.
Quiero escribir algo que hable de eso, de la nieve, pero no esto, quiero escribir un soneto en un cuaderno.
Ahí tengo un vino tinto Norton, que me espera.
(Cuando termino de escribir "...que me espera" suena el teléfono, alzo el tubo y no contesta nadie. Se oye un ruido de vasos y de platos, permanezco en silencio y nadie dice nada. Cortan.
Inmediatamente suena el teléfono de nuevo. Alzo con suspicacia el tubo y Clara dice "Hola, no me escuchás?!" Es ella quien llamó antes. Está en el Jumbo de Zárate (?) y me pregunta si quiero algún libro de la mesa de saldos. Está casi todo Wilcock, dice. Y un libro de Sasturain. Le digo que me traiga todo lo que valga la pena. Cuelga.)
Ahora la nieve cae en remolinos que parecen copos suaves en el aire de la tarde.
Qué hace la nieve, así, en mi soledad?
Será cierto?
Será nieve?

4 comentarios:

Cristina Cambareri dijo...

¡¡¡síii, Pedroooo!!!! nevó y nieva aún sobre todos los pueblos de la argentina.... ajjajajaj!!!
un abrazo y sí, creo que fue conmovedor para todos........ gracias, vida, jajaja.....
un cariño, cris (la de la luna en los pinos, nevados)

Patricia Hernández dijo...

La nieve de ayer fue simplemente hermosa!
para mi un sueño cumplido

pudiste escribir el soneto al final?

Pedro Kuy dijo...

En realidad, no lo intenté. Pero ahora que lo mencionás, tendría que hacerlo.

Jaramillion dijo...

Jajaja... ¿Wilcock también está de saldo en Zárate? ¿Es una estrategia editorial post mortem?

Muy bueno tu blog.