sábado, junio 23, 2007

Quise ser escritor, quise encontrar
en la prosa una forma de ficción
que pudiera plasmar mi condición
itinerante… y no dejé de hablar.

Retorné a la poesía, ese lugar
en el que estaba, atenta, la niñez.
Hice de eso mi savia, y otra vez
me desbocaba: no dejé de hablar.

Entonces quise ser otro: lo fui.
Fui amante, fui adecuado, fui papá
y no dejé de ser trabajador.

¿Y el dios de la Tormenta que hay en mí,
la palabra precisa, dónde está?
Hoy no consigo hablar de ese dolor.

3 comentarios:

Rocío Ricci dijo...

Me gusta. Me gusta tu manera de explicar lo necesario de tu válvula poética.
Me gusta.

Pedro Kuy dijo...

Y a mí me encantó la hitoria de vos y de Tiránico.
La moto.
La lluvia.
Ustedes dos.

anais dijo...

Chico, solo hay que buscarla...
Dejarla fluir...
O, como decía Picasso, encontrarla.