miércoles, septiembre 19, 2007

ALMA

Ni las calles dormidas ni el espacio desierto
de la vieja poesía, esa loca de atar,
me devuelven tu imagen, y mis ojos han muerto
en la sombra, brillando, sin tener qué mirar.

Te busqué entre los reos y esperé entre los sabios
a que resplandeciese tu figura, tu voz,
y los trémulos nombres que te dieron mis labios
fueron más importantes que Cortázar y Dios.

Nunca estabas... "Acaso -yo pensaba contrito-
no la busco en la forma en que debiera buscar."
Y los años ancianos y el dolor infinito
no me daban tu imagen, ni tu amor, ni tu edad.

Te llamé Dios, Poesía, Musa lánguida, loca
ansia oscura del tiempo que por siempre perdí.

Pero toda palabra que escapó de mi boca
era vana: ignoraba que morabas en mí.

Hoy lo sé y sin embargo no consigo encontrarte
y han pasado los años, la cultura, el honor...
Nada tengo, Alma mía, para reconquistarte?
Ni estos versos nocturnos, ni mi agónico amor?





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