Alguien ha iluminado
con luz vaga
nuestras secretas páginas nocturnas.
Libros.
Hemos perdido, pues,
la intimidad
de las hojas, de las furtivas ansias, de las tristes
palabras silenciosas.
No podemos
echarnos a llorar. No podemos
quejarnos. Ya no hablamos
más: leemos
y leemos
lentamente y sin vida encegueciendo,
clausurando la voz, pero viviendo.
Es decir, ¿viviendo? ¿Verdaderamente
viviendo? Respirando
palabras, acomodando letras
en los ojos, ¿así
vivimos, verdaderamente? ¿Vivimos?
Alguien
ilumina en este instante nuestros ojos,
dedos que pasan páginas
ancianas, consumidas en luz indiscernible.
El libro nuestro hogar, nuestra atalaya,
nuestra oración el libro, nuestro esperma
y la noche
que afuera reverdece,
irrealiza el cristal de la ventana,
nos ha devuelto el tiempo, la premura,
la sentimos latir como si fuera
el propio corazón de la palabra,
su introspección, su canto.
¿Nos mentimos?
Nadie apaga la luz,
nadie lo sabe.
viernes, agosto 03, 2007
NUESTRO HOGAR
Por Pedro Kuy en 6:18:00 p. m.
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5 comentarios:
Y seguimos viviendo hasta que la señora del haz venga a decirnos que nuestro tiempo terminó. Hasta entonces, buena gana tenemos de quejarnos, aunque estamos en nuestro derecho a hacerlo, de nada sirve, hay que seguir con el ánimo de encontrar nuevas sensaciones, haberlas, haylas.
Buen lamento.
Me gustó mucho. Supongo que lo volveré a leer. Gracias.
Bueno. A veces nos parece que son lo único que nos queda.
Ula: me gustó todo, pero sobre todo lo de "Buen lamento".
Tamarit: gracias por el gracias.
Breton: Sí. Y no sé si eso es fantástico o terrible. (Probablemente sea las dos cosas.)
pedro, me quedé con esa frase de "la noche que afuera reverdece". es poéticamente bella (reveladora), y con esa delicada conjunción de ambigüedades que llevás a tu poema: la vida, la luz, la muerte, el libro, el corazón....
muy bueno, muy reflexivo, me gustó.
te abrazo,
cris
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