miércoles, marzo 19, 2008

CACHIVACHES

No sé cómo sucede. Pasan meses y años, yo me mudo de casa, de ciudad, de vida, y los cuadernos van mudándose conmigo; viajan en cajas, bolsas y bolsitos, son los mudos testigos de esa curiosa obsesión que tuve siempre, esa obsesión que consistía en hallarme, en descubrirme, en el vaivén de la palabra escrita.
Pasan meses y años. Una noche, una noche del año 2008, me pongo a revisar mis cachivaches y saco uno de mis cuadernos al azar. Lo llevo al baño, cierro la puerta, fumo y mientras fumo entreveo las palabras que alguna vez me obsesionaran tanto.
Y me da bronca haber perdido el tiempo. Y a la vez una extraña compasión se desenvuelve en la base de mi estómago. PObre, pienso, pobre ese pibe que escribía estas cosas, alejado del mundo de los otros, buscando qué, qué. Qué buscaba ese pibe delicado que pasaba las horas de las tardes hilvanando palabras en cuadernos?
Y, en verdad, yo no sé cómo sucede, pero, a poco de leer, a poco de leer lo que él escribe, yo siento que ese pibe se levanta y me invita a buscar lo que él buscaba. Sí, pero qué, qué eso que él buscaba, al escribir? Qué eso que él buscaba y que ahora busco?

No lo sé. Por lo pronto, he aquí un poema rimado de ese pibe, cuando, quién sabe a causa de qué influencia, todavía le daba por escribir de .





Una intención oculta palpita en el ambiente,
el ámbito hoy vedado al beso de la brisa;
con el mirar ajeno, de modo diferente,
deja que aleje el trazo su pálida premisa.

Del sol que va cubriendo, llevando los cristales
hacia las horas claras, la cama en que yacemos,
ya no sentimos sino vestigios laterales
o vagas sensaciones del cuerpo que perdemos.

Consoladoramente mi mano disimula
con una cariñosa caricia los efectos
del sueño que dilata la mano que la emula
trenzando dedos blandos con dedos insurrectos.

Por qué la boca leve que acaso me deshaga,
que acaso simplemente me labre y me libere,
se pierde en el espacio trizado por la vaga
penumbra paulatina de un mundo que se muere?

Qué tan lejanos luego, dejados de las manos
del dios omnipotente que labra la vigilia,
nos sentiremos meros efluvios inhumanos,
efluvios de un engaño que el sueño reconcilia?

Mas de la luz amena que corre y se deshace
dejándonos el giro de su melancolía,
el cuerpo es ese curso perpetuo del que nace
y tiembla, se deshace, renace la poesía.

(1997)

4 comentarios:

anais dijo...

Qué bueno es que podemos ser uno y muchos a la vez, y que tengamos conciencia de que somos uno y varios a la vez...

Es una buena señal que estamos vivos, no te parece?

Si siempre fuéramos (o fuésemos?) la misma persona, sería aburrido, sería señal que no pasa nada, que nada cambia, que estamos muertos en vida...

Saludos, besos, abrazos!!!

Pablo Seguí dijo...

No sé qué decirte, Pedro. En una primera lectura, el poema es lindo, aparte de bueno.

Quizá pase que ahora veas eso y no te guste su estilo (o te arrepientas de haberlo escrito). Pero eso se daría necesariamente de estar escribiendo cosas distintas, cosa que es así.

Uno reniega de uno y también se reconcilia, y la paz interior (cf. "La Peste", al principio) es, la verdad, a lo que uno más aspira (al menos yo).

No sé, estoy escribiendo capaz que pavadas. ¿Cómo no perdonarse haber tenido 20, 15 años, etcétera?

Un gran abrazo.

Pedro Kuy dijo...

Claro, Anais, la cuestión, para mí al menos, es hacer una aplicada revisión de aquellos seres que uno fue o cree haber sido. Y para qué, esa exhaustiva revisión? Para entender y asimilar este sujeto que uno es ahora, en el presente.

Saludos, besos, abrazos!

Tamarit: humildemente, no creo que sean pavadas las cosas que vos decís. En cuanto a eso de que uno "reniega de uno y también se reconcilia", hoy, justamente, estuve tratando de escribir algo en forma de poesía que aludía a esa "reconciliación". No sé cómo quedó. Acaso lo publique.

Un gran abrazo, desde Zárate, hasta vos.

anais dijo...

Hola, Pedro!

Puede que te resulte util hacer seejante cosa, ahora lo de "Causa - Efecto" solo sucede en las campanas de vacío en los laboratorios de Física.

Es rpeferible vivir, a como de lugar, sindo uno y muchos, o siendo uno solo, pero darle pal frente. Al fin y al cabo, el tiempo no se detiene ni da vuelta, solo avanza.

Claro que esta bien, a veces, buscar explicaciones en tiempos idos, pero casi nunca sirven para cambiar o modificar mucho el tiempo presente.

Un abrazo,
P.